La mayoría de los países de América Central y el Caribe se enfrentan a los mismos problemas socio-económicos y ambientales (vulnerabilidad a desastres naturales, deforestación, hábitat indigno …). En respuesta a estos problemas, las asociaciones locales, las comunidades locales o las comunidades de habitantes han desarrollado soluciones relevantes que pueden adaptarse fácilmente en países con un contexto similar.
En Haití, El Salvador y Nicaragua, tenemos habilidades y recursos para proteger el medio ambiente y mejorar la vivienda. Compartimos problemas similares pero tenemos soluciones diferentes. El intercambio sobre los temas del medio ambiente, la construcción ecológica y los derechos de las mujeres se refuerzan mutuamente.
Promovemos el intercambio de conocimientos entre personas de diferentes orígenes socioculturales. Llevado por los habitantes de barrios precarios, este proyecto se basa en intercambios entre comunidades, entre organizaciones locales pero también con profesionales especializados (ingenieros, arquitectos, agrónomos, abogados, etc.).
El 70% de las personas pobres del mundo son mujeres. Una cifra que marca descaradamente las desigualdades generalizadas entre hombres y mujeres.
Al alentar a las mujeres en situaciones precarias a capacitarse, organizarse y ser escuchadas, el proyecto ayuda a darles más visibilidad y reconocimiento. La emancipación de la mujer es una fuerza impulsora hacia una mayor justicia social y una arma poderosa para la lucha contra la pobreza.
También es la oportunidad para que cada comunidad y organización local asociada experimente con nuevas técnicas, para construir prototipos, como casas construidas con materiales naturales, edificios colectivos, estufas ecológicas o huertos, para contribuir concretamente a mejorar los lugares de vida de los habitantes.
El proyecto comenzó en enero de 2018. Ese año, 14 mujeres recibieron una capacitación en albañilería y 5 prototipos de casas inspiradas en la arquitectura tradicional construida en Haití. La culminación de este año 2018, tuvo lugar una gran reunión entre la población local y las organizaciones locales e internacionales en los pueblos de Tacachico y Alegría (El Salvador), que reunió a participantes de Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Haití, Francia y, por supuesto, El Salvador.